Nombre del producto |
Losas/azulejos/baldosas de suelo |
Material: |
Piedra natural, pizarra, cuarzo, arenisca, caliza, travertino, Granito, mármol |
Lugar de origen |
Provincia de Hebei, China |
Colores de piedra |
Gris, beige, negro, blanco, oxidado, verde, etc. |
Tipo |
Tamaño de corte |
Tamaño |
El tamaño general es 300*300 mm/300*600 mm/600*600 mm |
Espesor |
1,2-1,5 cm |
Peso |
Aproximadamente 70 kg/m² |
Acabado de superficies |
Corte dividido/a máquina |
Uso |
Decoración de paredes/Revestimiento de paredes/Revestimiento de paredes, Pavimentación de suelos, etc. |
Embalaje |
Cajas de madera resistentes fumigadas o cajas libres de fumigación o según los requisitos del cliente. |
Condiciones de pago: |
Transferencia bancaria, Western Union, Paypal, etc. contra la copia del conocimiento de embarque |
Mercado de exportación: |
Europa, Australia, Oriente Medio, América, etc. |
La ventaja del material de construcción de piedra.
1) Fácil de instalar
2) Fácil de limpiar.
3) Bueno para la salud
4)Elección de alto sabor
5)Seguridad y protección del medio ambiente
1. Limpieza, resistencia a la intemperie, resistencia a la corrosión, absorción acústica, impermeabilidad, resistencia al deslizamiento y ausencia de radiación, lo que garantiza tranquilidad. La pizarra es un material de construcción natural, ampliamente utilizado en edificios públicos, patios, parques, piscinas, hoteles y restaurantes, etc.
2.La pizarra tiene una larga historia, se extrajo de un depósito mineral que se formó durante cientos de millones de años.
3. Cada pizarra es única, como un marco natural. Su textura es rica, su color y brillo son exquisitos y ofrecen una gran resistencia a la presión.
4. Se inspira en la idea de defender la naturaleza y volver a ella porque une la connotación de la piedra y el arte.
Las baldosas de pizarra se destacan como una de las opciones más duraderas en acabados arquitectónicos, ofreciendo una combinación excepcional de resiliencia geológica y belleza atemporal que perdura más allá de los edificios que adornan. Formada durante millones de años de intenso calor y presión, esta roca metamórfica posee propiedades inherentes que se traducen en una vida útil extraordinaria con una instalación y un mantenimiento adecuados. A diferencia de los suelos fabricados, que se degradan por el desgaste o la obsolescencia estética, la pizarra madura con dignidad, profundizando su carácter en lugar de disminuir con el paso de las décadas de uso.
La vida útil de los suelos de pizarra comienza con su composición mineral fundamental. Las densas partículas de sílice y arcilla, fusionadas durante la formación de la piedra, crean una superficie excepcionalmente resistente al desgaste, a los arañazos y a la abrasión. A diferencia de las piedras sedimentarias porosas, la estructura cristalina estratificada de la pizarra proporciona una resistencia natural a la penetración del agua, un factor crucial que previene los daños por congelación y descongelación que afectan a los materiales de menor calidad en climas templados. Estas cualidades inherentes permiten que los suelos de pizarra en entradas de alto tráfico resistan décadas de tránsito peatonal, manteniendo al mismo tiempo su integridad estructural, mientras que las piedras más blandas podrían mostrar patrones de desgaste o deterioro superficial notables.
Las condiciones ambientales desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de la longevidad de la pizarra. Las instalaciones interiores protegidas de la intemperie suelen durar 75 años o más, y muchos edificios históricos exhiben suelos de pizarra originales que han resistido con elegancia más de un siglo de uso. La estabilidad térmica de la piedra evita deformaciones o grietas en entornos con fluctuaciones de temperatura, como terrazas acristaladas o cocinas, mientras que su resistencia natural a las sustancias ácidas la hace ideal para comedores donde los derrames podrían dañar las superficies más delicadas. Incluso en aplicaciones comerciales exigentes, como hoteles boutique o vestíbulos de museos, la pizarra bien mantenida conserva su elegante presencia a lo largo de generaciones de visitantes.
Las prácticas de mantenimiento influyen significativamente en la evolución de los suelos de pizarra con el tiempo. A diferencia de los materiales que requieren tratamientos químicos agresivos o reacabados frecuentes, la pizarra solo necesita un cuidado básico para preservar su longevidad. El sellado periódico (cada 3-5 años para suelos interiores) protege la textura natural de la piedra, a la vez que realza la intensidad de su color. Una limpieza sencilla con soluciones de pH neutro elimina la suciedad superficial sin dañar la estructura cristalina de la piedra. Este método de baja intervención permite que el suelo desarrolle una pátina deseable: el brillo sutil que se obtiene tras años de uso constante que pulen las microtexturas naturales de la piedra, de forma similar a como los suelos de madera antiguos adquieren carácter con el uso.
Los precedentes históricos demuestran la extraordinaria vida útil de la pizarra. Castillos europeos centenarios, antiguos edificios municipales estadounidenses y casas de la época victoriana aún conservan suelos de pizarra originales, testigos de generaciones de uso. Las técnicas modernas de extracción y fabricación no han hecho más que potenciar estas características de longevidad: el corte de precisión conserva la orientación más firme de la veta de la piedra, mientras que las tecnologías de sellado modernas proporcionan una protección invisible sin alterar la superficie natural.
Para quienes consideran los suelos como una inversión a largo plazo, más que una opción de diseño temporal, la pizarra ofrece un valor inigualable. Su coste inicial se amortiza en décadas, en lugar de años, con la garantía de que un cuidado adecuado preservará tanto su rendimiento funcional como su atractivo estético durante lo que podría suponer varios ciclos de propiedad. Si consideramos que muchos suelos de pizarra duran más que el tejado o los sistemas mecánicos del edificio, el material pasa de ser una simple elección de acabado a un componente del legado del edificio: una conexión permanente con la belleza imperecedera del planeta que perdurará más que la mayoría de los demás elementos en un espacio construido con esmero.